martes, 29 de julio de 2014

LA MANADA DE BURROS CON ADOBES

Esta estampa tradicional ferreñafana se va extinguiendo y dentro de poco solo quedará en el recuerdo. Las viviendas antes se construían de adobe y se tarrajeaban con yeso, lo que representaba un gran avance ante las rústicas chozas de quincha (caña y barro) con techo de paja, hinea o junco, razón por la que era casi cotidiana la escena donde un conjunto entre 10 a 15 asnos en promedio pasaban por las diversas calles de la ciudad guiados por un "borriquero" que casi siempre era el dueño de estos jumentos quien a su vez montaba uno de ellos y con latigo en mano obligaba la marcha ordenada de los demás. Cada animal cargaba no menos de doce adobes a razón de seis por lado, los cuales iban sostenidos en sogas estrategicamente dispuestas sobre el lomo de la acémila la que de vez en cuando se entretenía con alguna hierba del camino recibiendo por tanto un fuerte latigazo que la hacía correr y juntarse a las demás. Llegados a su destino uno por uno eran descargados por su amo quien disponia ordenadamente cada pieza en el lugar de la construcción formando hileras de forma piramidal que a los niños nos llamaba mucho la atención tal que esperábamos impacientes la retirada para proceder a escalarlas y jugar sobre ellas. Los "borriqueros" vendían su producto por millares aunque se podía comprar medio millar o menos y eran muy solicitados. Caida la tarde encerraban en su corral a su manada previa almentación con buen pasto y mucha agua como un justo pago a su sacrificado trabajo. Uno de los últimos y populares corrales de estos animales dedicados a la venta de adobes y que subsistió como mudo testigo de estas historias hasta mediados de los 70' se encotraba ubicado junto al actual mercado de abastos de Ferreñafe, entre la intersección de la calle Grau y Av. Tacna, exactamente donde después se construyó y hoy se ubica el edificio del Sr. Cesar Chaman y la Farmacia "San Isidro".