jueves, 2 de enero de 2014

PADRINO EL CAPILLO

Era una costumbre muy practicada que perduró hasta fines de la década del 70' en nuestro Ferreñafe. Quien quien iba a oficiar de padrino de un determinado bautismo en la Iglesia Santa Lucía, previamente debía cambiar sencillo o proveerse de buenos manojos de monedas que guardaba en los bolsillos de su saco, de tal manera que después de la ceremonia y a su salida del templo ante el requerimiento de diversos grupos de niños que se apostaban esperándolos por los alrededores y que empezaban a corear la tradicional frase "Padrino el capillo", les respondía lanzando sucesivamente a diestra y siniestra y por los suelos puñados de estas monedas, ante lo cual los niños en medio de gran algarabía y entusiasmo se lanzaban en dura competencia por lograr obtener el mayor número de estas que sirvieran para llegar jubilosos a sus casas, en tanto los padres, padrinos y familiares con el recién cristianizado continuaban su rumbo a la celebración respectiva.

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